martes, 11 de julio de 2017

Caja de recuerdos

Ayer abrí una caja de recuerdos.
Ni siquiera estaba preparada,
fui valiente y lo hice.

Ayer mis ojos volvieron a llorar
por recuerdos que no voy a superar
por fragmentos de momentos pasados
que, efectivamente, no voy a superar.

Tenía una caja de recuerdos
con sonrisas, con instantes, con personas.

Flashbacks que creía olvidados volvieron a mi mente
con recuerdos de la chica que era entonces
para recordarme lo arruinada que estoy ahora;
emocionalmente.

No estaba preparada para ver todo eso.
Superficialmente era una agenda y una felicitación,
interiormente eran recuerdos de una chica feliz, 
con esperanzas
con sueños
con alegría
en definitiva, con ganas de vivir y aprovechar la vida.

Ya no queda nada de esa chica, 
sólo el fantasma de lo que quizás era una persona mejor.

Ayer me dí cuenta de lo destruida que estoy
y del daño que pueden hacer unos recuerdos
a los que todavía me aferro 
porque puede que aún crea que puedo volver a ser esa chica.

Nunca subestiméis una caja de recuerdos.
A veces, es capaz de herirte más que la vida misma.
Aunque parezca imposible.

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