domingo, 25 de febrero de 2018

Para

Quiero que pare todo.
La gente, el dolor, la vida.

Quiero que pare el sonido de las hojas de los árboles mientras las acaricia el viento
Quiero que pare el sonido de los coches circulando en una ciudad a la que odio
Quiero que paren las risas y los murmullos de la gente sobre mí
Quiero que pare el tiempo y poder congelarlo en el último instante en el que fui feliz
Quiero que pare de salir el sol que ni siquiera alumbra ni un momento de mi vida
Quiero que pare de seguirme la soledad, el desinterés
Quiero importar a alguien, aunque solo sea a una persona
Quiero que me quieran, que me aprecien, que me valoren
Ahora mismo es tan tarde que lo único que quiero es
parar de soñar, de sentir, de respirar
de vivir.




lunes, 5 de febrero de 2018

¿Amistad?

Llevo toda mi vida rebajándome y arrastrándome a la gente para conseguir encajar. He tragado y aguantado muchas cosas, he tenido que sobreponerme a desprecios, he tenido que levantar la cabeza y fingir que no pasaba nada cuando en realidad pasaba de todo.

Cuantas más ganas tenía de hacer amigos, más sola me quedaba. Me he esforzado como nunca por dejarme querer y lo único que he obtenido han sido todo tipo de desprecios. Desde pasar de mi cara durante dos años (sí, lo recuerdo todo con mucha exactitud) a tener que ser la amiga de repuesto y ocasional.

Siempre he estado ahí cuando se me ha necesitado, para cualquier persona que me conociera. Siempre ofrezco mi mano a cualquier persona que, teniendo mucha o poca relación, me importa y me veo en la necesidad moral de ayudarla. Y nunca he pedido el mismo trato a cambio. Porque yo nunca he pedido ayuda, porque hasta ahora, nunca me he visto en la necesidad de implicar en mis problemas a los demás. Porque nunca he querido que sufran por mí. Pero qué menos que oír un "¿estás bien?" o un "aquí me tienes para hablar cuando quieras".

Sin embargo, llevo varios meses atrapada en mi propio infierno personal y nadie, nadie de las personas que conozco durante años, me ha dado muestras de querer ayudarme o consolarme. Es más, todo lo contrario, conozco a personas desde hace pocos meses que me han dado más afecto y me han hecho sentirme más querida de lo que otras han hecho nunca.

Me siento muy inestable emocionalmente y lo último que necesito ahora es que se me culpen de errores minuciosos en comparación con los que otras personas han tenido conmigo. Porque yo nunca he echado en cara nada a nadie y a mí siempre se me echa en cara de todo. Nunca he obligado a nadie a anteponerme a los demás. Ni lo he querido, ni lo he sentido así. No soy ireemplazable ni quiero que dejen de estar con otras personas por estar conmigo. Lo único que siempre he querido es que mi amistad valiera tanto como la de los demás, y ha sido todo lo contrario. Mi amistad siempre ha quedado en un segundo plano, como si no valiera nada. Y puede que no lo valga, pero me he esforzado durante mucho tiempo para que la gente la considerase digna y valiosa como la de cualquier otra persona.

Pocas veces he demostrado explícitamente lo que algunas personas significan para mí porque pocas veces me han demostrado lo que yo significo para ellas.

Yo nunca he pedido ni exigido nada a nadie, creo que las personas que me conocen bien pueden estar de acuerdo. Pero estoy harta de de callar y asentir. Necesito dar un golpe en la mesa y gritar de una vez lo que llevo tanto tiempo callando.

Ya no pido que me demuestren nada, ya me ha quedado muy claro que la que siempre tiene que demostrar más que nadie soy yo. 

Lo único que pido es que quien me quiera en su vida me deje estar en la suya también. 

Me he cansado de amistades a medias. Si yo he intentado dar todo cuando alguien me importa de verdad, no entiendo porque yo tendría que conformarme con menos. ¿O es que acaso por algún motivo que yo aún no conozco tiene que ser así? ¿Soy menos que los demás? Porque es lo que lleva pareciéndome últimamente.

Se acabó. O todo o nada. Quien lo acepte, aquí estoy, y quien no, pues hasta pronto. Gracias por haber estado siempre en las buenas, porque no puedo decir lo mismo de las malas.

Por lo único por lo que debo pedir perdón es por ser yo misma. Por haber aguantado callada tanto tiempo.Y en tal caso, ese perdón me lo pido a mí misma. Me lo debo.

Y, como última mención y para cerrar, quiero dar las gracias a esas personas que han entrado en mi vida estos últimos meses, a las que les debo tanto y que con tan poco me han hecho sentir tan grande. Sí, a esas personas que he conocido en la universidad. No sé si me leeréis, pero gracias, no sabéis la falta que me hacía sentirme integrada, sentirme querida. He estado demasiado tiempo sintiéndome fuera de lugar con mucha gente y con vosotras todo ha sido más fácil. 

Gracias de todo corazón.