martes, 24 de diciembre de 2019

Un año después

Hace un año todo era diferente. Hace un año, sin saberlo, llegó a mi vida y lo cambió todo. Al principio no pensé que todo aquello me marcaría tanto, pero a día de hoy sigo aquí, escribiendo, incapaz de borrarlo u olvidarlo.


Todo empezó como un simple juego. "Ni siquiera me gusta demasiado, pero me ayudará a olvidar a ese amor platónico e imposible que tengo con cierto chaval". Pero supo llegar a mi corazón como ningún chico lo había conseguido antes. Y eso que hace bastantes años creí estar enamorada de otro imposible. 



A fue diferente, A me enamoró de verdad. Hoy ya casi no recuerdo su voz, pero sí recuerdo que tenía una voz preciosa. Cada vez que hablaba me relajaba muchísimo. Sus ojos se iluminaban cuando tocaba la guitarra o hablaba de algo que le llenaba emocionalmente. Su risa aún resuena en mi cabeza cuando empezamos a hablar por Skype y Discord. Me decía que era guapa y yo nunca le creía. En una noche sacó los acordes de mi canción favorita y me envió un vídeo tocándola.



No he sido capaz de borrarlo. Cuando estoy triste o voy demasiado borracha vuelvo a verlo para recordarme que hubo un tiempo en el que fui feliz y no lo sabía. Que en 5 meses me regaló la vida soñada de película musical que toda niña quiere vivir de mayor. 



Pero sin duda jamás olvidaré aquel 27 de diciembre, cuando nos vimos físicamente por primera vez. Yo estaba estudiando en mi pueblo para un examen demasiado importante y él vino a verme. Ese día me molestó, pero cuántas veces meses después he deseado volver a ese momento. Aunque tuviera que volver a estudiar para ese examen.



Sentí que me moría de vergüenza porque hacía años que no besaba a ningún chico (desde que tenía 12 y di mi primer beso concretamente) y el miedo al ridículo me consumía vorazmente mientras bajaba las escaleras para encontrarme con él. Salí a la puerta de la biblioteca, me giré y allí estaba. "Sorpresa", dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Y, a continuación, me besó.



¿Cómo se supone que iba a ser capaz de estudiar después de eso? Obviamente no pude. Ese examen le suspendí en la primera convocatoria, pero mereció la pena. Fueron las mejores navidades que jamás imaginé que iba a tener.



Hay días en los que intento odiarle por cómo me dejó y por el hecho de dejarme. También intento odiarle por verle unos meses después con su ex, aquella ex de la que tantas veces me dijo que no debía preocuparme porque ya no la quería. Quiero odiarle con todas mis fuerzas, quiero sentir un odio mayor que el amor que siento aún por él. Pero no puedo.



Un par de semanas después de conocerle ya estaba incondicional e irremediablemente enamorada de él. Su amor por la música, las cosas que me decía, cómo me miraba, cómo me cogía de la mano cuando íbamos por la calle, sus besos, sus caricias... Le he amado tanto, le amo tanto, que siento que jamás volveré a sentir ni la mitad con nadie.



Y eso que lo estoy intentando.



Una parte pequeña y patética de mí aún le sigue esperando. Una parte pequeña y patética de mí aún sigue concibiendo esta vida sin él como una pesadilla de la que algún día despertaré y estaré abrazada a él en la cama.



Intenté dar todo lo mejor de mí para tenerle a mi lado siempre. Porque eso es lo que nos decíamos al principio, que siempre estaríamos juntos, que nunca nos queríamos separar el uno del otro. Pero las palabras, al igual que ese cuento de navidad, ahora son sólo cenizas.



viernes, 7 de junio de 2019

Otro infierno personal

Las pesadillas han vuelto y lo que parecía un sueño, lo que hace unos meses eran luces de aliento ahora tan solo son sombras y oscuridad.

Estaba enamorada de él, y esta vez era algo real. Lo estaba y lo estoy.

Aquellas otras veces también, pero esta vez era recíproco. Por primera vez en mucho tiempo me estaba sintiendo querida y todo se ha esfumado como si de una simple ilusión se tratase.

Han pasado dos semanas y aún duele como el primer día. No consigo olvidarle o ignorarle. Cada noche se hace presente en mi cabeza y en mi corazón para recordarme que nunca encontraré a alguien igual. Para recordarme que nunca amaré a nadie más.

No entiendo como algo tan poderoso de repente se volvió tan frágil. Sin buscarlo. De un día para otro. Sí que es cierto que últimamente ya nada era como antes, pero pensaba que eran paranoias mías. Las cosas se habían enfriado desde marzo pero tenía la esperanza de poder salvarlo. Pero claro, no soy tan fuerte, no podía hacerlo sola.

Está siendo un infierno. Los días se me hacen eternos y lo único que quiero es o retroceder en el tiempo hasta diciembre o parar el tiempo y que se pare mi vida. Porque mi vida sin él no tiene sentido, con él era todo mucho más fácil y ahora he perdido el interés y las fuerzas por todo.

Le necesito tanto... pero no al chico de estos últimos meses. Necesito al chico de diciembre, el chico que me hablaba cada día, que se preocupaba por mí, que me cuidaba. Necesito al chico que me quería, el que me hizo enamorarme de él.

Le echo tanto de menos que el dolor es espantoso. Siento como si una aspiradora me estuviera absorbiendo el corazón y soy incapaz de respirar, de pensar o de vivir.

No hay ni un solo día en el que no piense en él, en cómo le irá todo, en si será feliz o en si se acordará de mí como yo lo hago de él...

Y es que soy incapaz de pasar página. Ni quiero, ni puedo. Una parte de mí se muere por recibir un mensaje suyo que vuelva a cambiarlo todo.
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Llegó a mi vida y arrasó con todos los esquemas y corazas que tenía, me conquistó rápidamente y llegó a mi corazón como ninguna persona lo había hecho antes. Entregar las llaves de mi corazón nunca me había resultado tan placentero y satisfactorio. Ahora que no está ha vuelto a arrasar con todo.

Puede que él esté listo para decirme adiós, pero desde luego yo aún no lo estoy para despedirme. Ni ahora ni nunca.

martes, 12 de febrero de 2019

Para mi yo de hace unos meses

No voy a mentirte; las cosas aún serán difíciles, pero ya estás acostumbrada. La vida es complicada y eso no va a cambiar, poco a poco lo irás aceptando.
Sin embargo, la oscuridad que invade tu corazón se irá desvaneciendo. Puedes elegir entre creerme o no.
Seguirás teniendo carencias en tu vida, días en los que te cueste dormir, pensamientos hacia un futuro incierto, dolor en el pecho e inquietudes, demasiadas.
Y me dirás, ¿cuál es la parte buena de todo esto?
La respuesta está en ese mismo corazón del que presumes de apagado y frío.
Un día, el rumbo de tu vida cambiará porque escogerás un camino que, por fin, no tiene demasiados baches. Y ese camino será lo que tanto tiempo estabas esperando: te hará llegar hasta la persona que logrará deshacer los miedos de tu corazón.
No, no es broma. Te lo digo totalmente en serio. Lo sé, es difícil de creer. Te invadirán las dudas al principio, como siempre. Inseguridades a flor de piel. Tu marca de identidad.
«¿Esto es real?»
«¿Cómo es posible que alguien como él quiera estar con alguien como yo?»
«¿Estoy emocionalmente preparada para enamorarme de nuevo?»
No tendrás que responderte ni esperar a que él lo haga porque desde el primer día que os veáis en esa helada biblioteca, se borrarán.
Todo tu mundo va a cambiar cuando le mires a los ojos. 
Te enamorarás de él, primero lentamente y luego a toda velocidad.
El tiempo, como el amor, se convertirá en una de esas cosas que no se pueden medir.
Olvidarás todos tus pasados, porque sólo con él imaginarás un futuro.
Llorarás en sus brazos cuando te invada ese dolor inquebrantable, pero se irá cuando sus "te quieros" acaricien tu oído.
Y al final acabarás creyendo en la felicidad. 
Porque felicidad es él, felicidad es olvidar que hay días negros porque él es la luz que lo cambia todo a golpe de guitarra.
Andrea, no te diré que vayas a ser plenamente feliz, pero no estarás sola. Y quizás, en parte, puedas serlo.
Va a llegar alguien que derrita ese corazón de hielo que tanto te empeñas en congelar cada día. Te desarmarán y romperán todas las murallas del dolor que llevas tanto tiempo acumulando. Y te sentirás mejor. Y la muerte ya solo tendrá sentido cuando bromeéis sobre ella una fría tarde de domingo mientras veis una película y te quedas dormida en sus brazos.
Te van a querer con toda su alma y el odio que tienes hacia ti misma dejará de romperte.