martes, 12 de diciembre de 2017

Dolor

Ya no sé ni cómo saco fuerzas para disimular tanto.
No sé cómo lo hago para ocultar que estoy cayendo por un precipicio interminable y que no hay nada (o nadie) abajo que me haga sentir mejor.
Es como si a nadie le importara si estoy mal.
Pero claro, a mí tampoco me importa si estoy mal.
Soy insignificante hasta para eso.
Ya no sé a qué aferrarme o como mantenerme viva.
Es que ya no vivo, ya no recuerdo la última vez en la que viví.
Ahora solamente sobrevivo con lo poco que tengo.
¿Con lo poco? Soy hasta optimista.
No tengo nada.
Joder, es que no tengo nada por lo que luchar, ¿qué coño hago aquí?
¿Por qué sigo respirando?
¿Por qué sigue latiendo mi corazón?
Más bien, por quién.
Me duele mucho el pecho, estoy cansada de llorar
de los infiernos nocturnos
y matutinos.
Sólo quiero que pare todo.
La vida.